En Fundación San Blas, nos comprometemos a brindar apoyo y oportunidades a las personas sin hogar en Aragón. En este contexto, nos enorgullece presentar el proyecto «Puente hacia la Autonomía», una iniciativa diseñada para facilitar la reintegración social y personal de aquellos que han enfrentado situaciones de vulnerabilidad.
Creemos que cada persona merece una segunda oportunidad y que, con el apoyo adecuado, pueden lograr su autonomía y reintegrarse plenamente en la sociedad. Juntos, estamos construyendo puentes hacia un futuro mejor.
El proyecto “puente hacia la autonomía” lleva funcionando desde abril de 2022, incluye 3 viviendas, una de ellas propiedad de la entidad y las otras dos en convenio con Zaragoza Vivienda, coordinadas con Albergue Municipal y pertenecientes al “Plan de Primera Oportunidad” impulsado por ayuntamiento de Zaragoza.

Las viviendas ofrecen la posibilidad de realizar una intervención integral, abordando las diferentes dimensiones de cada persona (formación, empleo, habilidades emocionales y sociales, gestión económica, área sanitaria y ocio y tiempo libre)
Además de cubrir los gastos de la vivienda, el programa aporta becas económicas para manutención, transporte por empleo o formación, medicación y pago de tasas de extranjería para solicitud o renovación de documentación, medicación y pago de tasas de extranjería para solicitud o renovación de documentación.
Paralelamente y como aspecto fundamental para lograr la inclusión, se acompaña socialmente en trámites, se apoya psicológicamente y se orienta en empleo y formación.
Dos de las viviendas están destinadas a atender a personas menores de 30 años, normalmente, procedentes de servicios de protección de menores, que se encuentran en proceso de formación, búsqueda de empleo o en trámite de regularización.
La otra vivienda va dirigida a personas que inicial en el mercado laboral y se encuentran en situación de calle.

Desarraigo: dejaron atrás su familia, su colegio, sus amigos, su casa, su país… a edades muy tempranas, en torno a los 13/14 años.
Discriminación: la interpretación negativa de la palabra MENA ha hecho que su apariencia y procedencia vaya con la etiqueta de delincuente, siendo a veces juzgados como tal a priori.
Dificultades emocionales: gestionar todo lo anterior con tan sólo 18 años, cuando además te acabas de quedar en situación de calle, estás en un país extranjero y sin apoyos, suele desembocar en problemas para conciliar y mantener el sueño, identificar emociones, sensación de fracasos repetidos y dificultad para establecer vínculos seguros y de confianza.
Mochilas muy pesadas: todos ellos han vivido situaciones muy duras, la mayor parte de ellas, estando solos, tanto en su país de origen, como en todo el proceso de migración y, por supuesto, en el país de acogida.

A pesar de todos estos obstáculos, también tienen el común las ganas de salir adelante, la necesidad de sentirse queridos y respetados, habilidades como la resiliencia o la facilidad en la adaptación al cambio, agradecimiento ante las ayudas recibidas y capacidad para ver la vida, algunas veces, con sentido del humor.
Aunque es fácil establecer cosas en común, no debemos agruparlos a la hora de hacer interpretaciones, cada historia es diferente, única e irrepetible, en cada mochila podemos encontrar diferentes cosas y, es por esto, que cada uno de ellos merece ser tratado teniendo en cuenta su historia, su situación actual y el futuro que desea, respetando siempre sus necesidades y opiniones.
La historia de su pasado, todas las vivencias que han tenido, la mayoría traumáticas les ha hecho, en cierto modo, forjar su conducta. El programa tiene, por tanto, la finalidad de desmontar esas barreras y tender la mano desde la psicoeducación y desde la creación de apego.

El punto diferenciador del programa, quizá se encuentre en la forma en que se realizan las atenciones, totalmente individualizadas y personalizadas y desde el trato profesional-participante más cercano posible.